miércoles, 24 de octubre de 2007

Sin desperdicios, para desahogar los ánimos políticos

El bulevar de la vida
Ser bombero

Por Pablo McKinney

A Mr. Sun Land y al Dr. Renove, al Lic. PEME y al Ing. CIRAMAR,, al Depreco y sus chistes, y en especial a las amigas que, en Cuesta, me recordaron haberlo escrito.
Hay días en que uno quisiera ser bombero, encargado de contabilidad o mensajero.
No tener que ir por la vida husmeando en el estercolero, ni ver las heces flotar orgullosas entre muebles viejos que alguna vez fueron sueños nuevos.
Días hay -como este- en que uno quisiera ser bombero, y nada tener que saber ni hacer que conduzca ni al análisis ni a la reflexión, sólo al amor, a sus veleidades, sus horizontalidades sin tiempo. Hay que entenderlo.
Hay días, amaneceres, en que uno se cansa de ser un animal social, un opinion-man que está en todas, enterado de todo y orgulloso de casi nada? y quisiera ser bombero, guachimán de una finca en Pedernales, vendedor de carros Yugo en la 27, o administrador de un motel a la entrada de Santiago.
Uno quisiera ser bombero, conserje encargado del café en el Centro León, acomodador de asientos en el cine Lido, "parqueador" en la Meriño, repartidor de sillas en El Dumé, discjockey en El Sartén, cajero en la barra Marisol.
Ser bombero y que pasen de largo los años, se detengan a orinar los desengaños, y se mueran de eficiencia las incapacidades homenajeadas, las traiciones triunfadoras, confort de dignidad mancillado.
Días hay en que uno quisiera ser bombero, regresar a aquella lejana agronomía en San Juan, ver a Isabel Sarli en el cine Enriqueta y no ser ni estar, tan sólo amar, contemplar sin opinión y trabajar anónimamente desde un Honda 90 que entonces era un Mercedes Benz para un joven de 18 años, con todo el mundo por delante y los sueños intactos, incluidos los sueños del amor, amor sin presentir.
Uno se cansa de ser carcelero, inventador de sueños, estratega del dolor, confesor de las derrotas repetidas, de la vergüenza sin paradas, uno se cansa. Se cansa, -y vencido,- sólo quiere que ser bombero, sentarse frente al mar a contar olas, a esperar las estrellas, y decirle -de mal modo- a la luna, si es que llega: "Ay, si Dios no estuviera de vacaciones y me amara la Magdalena".
Hay días, en que uno quisiera ser bombero. Con perdón.

2 comentarios:

El Pendejo dijo...

Siento el dolor y el cansancio en las voces dominicanas, la política tal como es, es odiosa...y nos vence.

Donde está la política hermosa que pensó Duarte, Bolivar, Washington, etc..?

Se ha quemado entre las llamas de la indolencia, y no hemos tenido bomberos para hacerles frente?

mancorp dijo...

A veces llegamos a un punto donde todos los males nos arropan, pensamos que ninguno sirve, que no hay manera de mejorar, pero cual caja de pandora, cuando vemos al fondo encontramos la ESPERANZA.

Yo tengo ESPERANZA de que todo cambiará, pero no lo hará con nosotros sentados esperando el cambio, nuestros brazos y opiniones deben ser artífices de ese cambio. EXIJAMOS cambio, demostremosles a esos H .. de la G .. P que estamos aquí y que queremos un país diferente.

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